ARTÍCULOS 2024

Pesadilla     

Hay algo de leninismo en el movimiento independentista catalán. Si la revolución proletaria conduce al paraíso de la sociedad comunista, la autodeterminación de los catalanes alumbra el paraíso de la República Catalana. De los desfiles anuales en la Plaza Roja frente al Kremlin para celebrar la Revolución de Octubre a las manifestaciones anuales –localización variable- del mes de septiembre-octubre para celebrar la resistencia catalana y el referéndum de autodeterminación de los catalanes. Unos desfiles y manifestaciones –las de Moscú y Barcelona- que convierten al individuo en masa. En uno y otro lugar, el Partido y la ANC/Òmnium adquieren la categoría de vanguardia, educador y director de la masa. En ambos lugares destaca el papel de los medios de comunicación, agitación y movilización –oficiales, oficialistas y oportunistas- de la masa.

Si la sociedad comunista suprime la división del trabajo y la explotación capitalista, la Cataluña independiente rompe con la España que explota económicamente y fiscalmente a Cataluña y los catalanes. Si la sociedad comunista construye al hombre integral, la Cataluña independiente desarrolla la personalidad del buen catalán. Si la sociedad comunista cancela la propiedad privada capitalista, la Cataluña independiente recupera las propiedades usurpadas por el Estado español. Si la sociedad comunista construye una verdadera comunidad nacional solidaria lo mismo hace el independentismo catalán. Si en la sociedad comunista el reino de la libertad sustituye al reino de la necesidad al superar las condiciones materiales de la existencia, en la Cataluña independiente ocurre algo parecido al liberarse el potencial económico propio frenado por el Estado español. Si Lenin sacrifica su vida en beneficio de la Revolución, lo mismo cabe decir de los dirigentes independentistas –presos, exiliados y represaliados- de Cataluña. Si Lenin instaura la dictadura del proletariado –nota: quien manda es el Partido y no el proletariado- en la Unión Soviética, a algo parecido aspira el independentismo catalán: el poder autocrático del nacionalismo en nombre de los catalanes. Y si Lenin dice aquello de “un paso adelante, dos pasos atrás”, los dirigentes actuales del independentismo catalán piensan mismo.

Conviene decir la verdad: la sociedad comunista es una mentira y una pesadilla. Como la República Catalana independiente.      

(ABC, 29/4/2024)

Melancolía  

Tengo la impresión de que la ley de amnistía, en lugar de generar esperanza por la –dicen los adeptos al sanchismo- convivencia sobrevenida, consolida el desinterés de una parte importante de la ciudadanía por la política. Si quieren, por la cosa pública. La ley de amnistía no suscita esperanza, sino desilusión. Otra frustración más. Al respecto, podría decirse que, para la parte de la ciudadanía desilusionada por la ley de amnistía, el llamado hecho diferencial catalán, lo que define al catalán, no es la lengua, ni la cultura, ni la historia, ni el modo de ser, sino la melancolía. Cataluña no es una nación, sino el territorio de la tristeza sin fin.   

Cataluña o la decepción causada por lo que se anhela –añado, aquello a lo cual se tiene derecho- y nunca llega. Cuando uno espera que la Generalitat de Cataluña cumpla las resoluciones de los Altos Tribunales en favor del bilingüismo, siempre surge una suerte de fraude de Constitución que lo impide. Y quien espera la colaboración del PSC al respecto, se lleva otro desengaño más. La enésima decepción de un socialismo convertido –digan lo que digan y lo justifiquen como lo justifiquen- en la muleta del nacionalismo catalán. Otro mal trago de la Cataluña nuestra de cada día.

De mal trago en mal trago –cuando no es la educación y la lengua es la sanidad, o las oposiciones y concursos que discriminan a los hablantes de lengua española, o la hispanofobia, o la ampliación del aeropuerto, o la sequía, o esa afición nacionalista por la deslealtad institucional- gran parte de los ciudadanos de Cataluña va resistiendo como puede. Y opta por la tranquilidad, a fuerza de desinterés. ¿Quizá se trate de una rendición? ¿Quizá se trate de un compás de espera?

Ignazio Silone: “El cielo claro y antiguo del Mediterráneo, antaño lleno de brillantes constelaciones, está nublado; pero el pequeño círculo de luz que todavía nos queda nos permite al menos ver dónde poner los pies para dar el siguiente paso” (La scelta dei compagni, 1954). ¿Lo darán, los catalanes?

(ABC, 22/4/2024)

VAR

Para analizar correctamente la política del nacionalismo catalán es imprescindible recurrir al VAR. Ese Árbitro Asistente de Video que pone al descubierto los fueras de juego, las quejas injustificadas ante una tarjeta amarilla o roja, las caídas escenificadas dentro del área buscando un penalti inexistente, los empujones, las patadas, las zancadillas, las protestas sin razón, la pérdida de tiempo para que el reloj vaya corriendo hasta el silbido final del árbitro o la confabulación o peloteo de los dos equipos en liza para que el encuentro termine con un empate a cero que beneficie a unos y otros.  

El VAR nos permite ver, a cámara lenta, para que no se escape ningún detalle, las malas artes –de los tahúres del Misisipi a los tahúres del Llobregat- del nacionalismo catalán. El VAR –entre otras jugadas o jugarretas- delata que la propuesta de un referéndum de autodeterminación de Cataluña amparándose en el artículo 92 de la Constitución es inconstitucional, que los números dos de Junts y ERC en las listas de las elecciones autonómicas y europeas –una becaria de la política y un meteorólogo mediático- son una patada en el tobillo, o zancadilla, a las bases de los puigdemontistas y los republicanos, que la propuesta de una administración de hacienda propia es –además de un claro fuera de juego- una pérdida de tiempo republicana para neutralizar los empujones de Junts, que la maquinación –el empate a cero del partido- entre la selección nacional catalana y el socialismo populista español y catalán es una estratagema para que ambos alcen en alto el Trofeo de la Convivencia. Y a Carles Puigdemont se le ve la intención oportunista cuando afirma que se retirará de la política si no recupera el trono -inexistente- de presidente legítimo.    

El VAR puede detectar lo dicho y algo más. Unas marrullerías –también conocidas como astucia en la neolengua del nacionalismo catalán- que sobran. Lo que también detecta el VAR es que si Carles Puigdemont no tuviera los papeles en regla –de la ficha deportiva a la ficha política- para ser el capitán, con brazalete cuatribarrado, de la  alineación titular de Junts por Catalunya y por Sí Mismo, no desfilaría hacia el hemiciclo del parque de la Ciudadela. Valiente, el muchacho. 

En cualquier caso, hay una incógnita por resolver: la neutralidad del VAR. Mucho me temo que habrá que constituir un VAR europeo que valide las decisiones del VAR. Especialmente, si se trata del VAR socialista-progresista o nacional-catalán.

(ABC, 15/4/2024)

Pamplinas   

Hablando de la escuela y la educación en Cataluña, llama la atención el conflicto vivido en una escuela de Sabadell, del cual la prensa ha dado cumplida información. Resulta que las familias de los alumnos del Centro de Educación Infantil y Primaria Andreu Castells están descontentos –a ellos hay que sumar la Plataforma por la recuperación del nivel educativo público- del resultado escolar de sus hijos. En síntesis, se quejan de la insuficiencia del conocimiento básico adquirido. O no adquirido, por mejor decir. La noticia no debería sorprendernos. De hecho, la Escuela Andreu Castells  no es sino un ejemplo más de la estado de la cuestión pedagógica en Cataluña. 

Si ustedes consultan el Proyecto Educativo del centro, llegarán a la conclusión de que no se trata, propiamente hablando, de un centro escolar, sino de un instituto de autoayuda en donde predomina –recuerden, niños de infantil y primaria- el diálogo, el debate, la reflexión, el trabajo conjunto, la provocación, la interacción o el reconocimiento individual del otro. Por su parte, el maestro emplea su compromiso y esfuerzo en la atención de la diversidad, las situaciones de vulnerabilidad o la riqueza social.

Frente a ello –no niego que la escuela socialice a los niños, claro que sí debe hacerlo-, las familias se rebelan y exigen que aprendan las primeras letras y los cálculos aritméticos elementales. También, exámenes y deberes en casa. Pues, no. Los pedagogos  -particularmente, creo que los problemas de la escuela provienen de los pedagogos sin por ello olvidarnos de los sindicatos del ramo- se empeñan con los denominados Ambientes, Cajas de Aprendizaje, Proyectos, Talleres, Rincones, Corros y Asambleas en donde los educandos aportan experiencias, alcanzan conocimientos creativos  y globalizan los conocimientos.

Pamplinas, dicen unas familias empeñadas en que sus hijos aprendan a sumar, restar, multiplicar, dividir y algo más. Menos experimentos. Menos cursilería pedagógica, más normas, más disciplina, más conocimientos y cultura del esfuerzo. Aunque sean estudiantes de Infantil o Primaria. O quizá por eso. Ni la escuela, ni la sociedad, son unos falansterios. ¿La Generalitat de Cataluña? Interviene la escuela para mantener el desorden.  

(ABC, 8/4/2024)    

Socialistas

El PSC, siguiendo el argumentario del PSOE, sostiene que la convivencia, gracias a los indultos y la ley de amnistía, ya ha regresado a Cataluña. Una hipótesis que todavía está por confirmar. O, por mejor decir, una hipótesis que ha de superar la prueba de la refutación. Lo que no ha superado dicha prueba, es decir, lo que ya ha sido refutado por la realidad nuestra de cada día, es la apuesta socialista a favor de la pluralidad lingüística en la escuela catalana. En otros términos, el PSC –a un paso de la integrista Plataforma per la llengua- renuncia oficialmente al bilingüismo enla escuela. La prueba la tienen ustedes en la negativa de los socialistas españoles y catalanes –tanto monta monta tanto Pedro Sánchez como Salvador Illa- a cumplir la recomendaciones del informe aprobado el 19 de marzo en la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo sobre la inmersión lingüística en Cataluña.

Con su negativa, el PSC apoya el incumplimiento del 25 % de enseñanza en lengua vehicular española en Cataluña. El PSC desobedece así las reiteradas resoluciones del Tribunal Superior de Justicia Cataluña –también la de otros Altos Tribunales -negándose a la enseñanza de una sola materia -¡una sola! ¡un par o tres de horas a la semana!: ni siquiera son capaces de ceder esos minutos- en lengua española. Como es sabido, el socialismo español y el catalán son –eso dicen- el vivo ejemplo del constitucionalismo. Lo que ocurre es que van perdiendo paulatinamente la memoria. En concreto –además de otros artículos-, se han olvidado del 3.1 en donde puede leerse que “el castellano es la lengua española oficial del Estado”. ¿Tan difícil es que, además de enseñar la lengua oficial, se enseñe en la lengua oficial?

Por lo demás, los socialistas catalanes siguen apostando por una inmersión lingüística excluyente y por una política comunicativa monolingüe en una Cataluña –3.2 CE- oficialmente bilingüe. ¿Dónde está la diversidad cultural y lingüística de la que hablan los nacionalistas catalanes y sus monaguillos? Cataluña tierra de acogida, dicen. Quien también habla es la Unión Europea a través de dicha Comisión: “comportamiento inaceptable”, “intimidación y acoso”, “falta de voluntad de diálogo” o “incitación al odio”.

(ABC, 1/4/2024)

Desquite

La soflama mesiánico-populista de Carles Puigdemont en Elna puede condensarse enuna sola palabra, que pronunció nuestro personaje: restitución. Es decir, la vuelta delpresidente legítimo de la Generalitat, el retorno del “proceso” y la recuperación de lanormalidad política vigente en octubre de 2017. Pero, no. Carles Puigdemont no busca–como dijo en la arenga pirenaica- la restitución, o la restauración, sino el desquite. Un par de de sinónimos del término: revancha y venganza. Y una palabra más: burla.

Con la inestimable colaboración –ya saben, impunidad por poder- de Pedro Sánchez, el PSOE-PSC y demás colegas como Sumar, PNV, Bildu y BNG, Carles Puigdemont sevenga/burla de la legalidad constitucional española gracias a la ley de amnistía. Una leyque, quiérase o no, y dígase lo que se diga, da por buena la sedición y la malversación que sentenció en firme el Tribunal Supremo. Una amnistía que viene acompañada de la petición de perdón por la a actuación del Estado en Cataluña. Más: Carles Puigdemontse burla del Pedro Sánchez –por extensión, del Estado- que pactó en Bruselas –el mesías populista catalán recalca el dato geográfico del acuerdo entre Cataluña y España en un país neutral como si de dos Estados se tratará- la rendición de la democracia española.

Un desquite en toda regla que, a la chita callando, acaba legalizando el golpe de 2017 en toda su amplitud: la ley del referéndum y la ley de transitoriedad jurídica del 6 y 7 seseptiembre y la celebración del referéndum ilegal de pseudoautodeterminación del 1 de octubre. No exagero, porque la eliminación del tipo penal de sedición, así como la reducción de pena por el tipo de malversación, transforma el golpe en una simple desobediencia, agravada o no. De ello, la lógica aristotélica de primer orden deduce que se abarata el precio del golpe. Por eso, Carles Puigdemont, desde el Pirineo oriental, con Cataluña a sus pies, proclama que volverá al país para acabar la faena que dictó el 1-0.El desquite. La revancha. La venganza. La burla. Y Pedro Sánchez y el PSOE-PSC quedicen estar muy satisfechos porque, gracias a ellos y a todo ello, en Cataluña reina ya la reconciliación.

(ABC, 25/ 3/2024)

Elecciones 

En la Cataluña nuestra de cada día, reaparecen de nuevo las tácticas, estrategias y maniobras políticas de siempre. El adelanto electoral, decretado por un Pere Aragonès debilitado e incapaz de aprobar los Presupuestos, pone al descubierto los intereses –también, interrogantes- de los partidos políticos catalanes. Vayamos por partes. Es decir, por partidos.

La ERC de Pere Aragonès adelanta las elecciones –más allá de la debilidad política ya mencionada, aunque eso no sea determinante-, para asegurar su candidatura frente a unos pretendientes como Oriol Junqueras o Marta Rovira –son ellos quienes manejan el partido- siempre al acecho. También, para pillar a contrapié a un Junts aparentemente sin candidato antes de que la ley de amnistía entre en vigor –está por ver que ello ocurra: cuestiones prejudiciales e interpretaciones de los jueces- y santifique al prófugo Carles Puigdemont. ¿Hasta qué punto ERC se beneficiará de la ley de amnistía?  

Según parece –eso dice la dirigencia del partido-, el PSC ha recibido el adelanto electoral como –nunca mejor dicho- agua de mayo. Confía en repetir el resultado de las municipales de 2023. Para ello, debería recoger los frutos de la abstención que hubo entonces y conservar el voto prestado de Ciudadanos. ¿Se  repetirá aquella abstención que perjudicó al independentismo? ¿Conservará el voto prestado de Ciudadanos que podría emigrar al PP? La ley de amnistía, ¿erosionará la expectativa de voto socialista? ¿Cómo interpretar que la alcaldesa Núria Parlon –que se opuso a la activación del artículo 155 de la Constitución en octubre de 2017- sea nombrada portavoz del PSC? ¿Cuál sería el futuro del PSC si ERC y Junts –ahí está el abrazo en el Congreso inmediatamente después de la ley de amnistía- repiten un bipartito nacionalista a pesar de las trifulcas que escenifican unos y otros? 

Junts es el partido –o lo que sea- que mejor ha recibido el adelanto electoral. Están convencidos de que Carles Puigdemont  -el “presidente legítimo”, afirman- les puede llevar a la presidencia de la Generalitat. Ese es el razonamiento: si Carles Puigdemont se presenta, el triunfo está asegurado; si Carles Puigdemont no se presenta, porque así lo establece la Junta Electoral Central, el triunfo está igualmente asegurada vía victimización del mártir de la cruzada independentista. Por lo demás, Junts tiene algún as en la manga: la pésima gestión de la educación, la vivienda, las prisiones y la sequía por parte de ERC. 

El PP aspira a aumentar el número de parlamentarios recogiendo los votos de un Ciudadanos en declive –quizá, también, los que emigraron de Ciudadanos al PSC- y un Vox desgastado. ¿Se acabará integrando o adhiriendo Ciudadanos en el PP?  ¿Incorporará el PP los votantes irritados por la ley de amnistía?

Los Comunes han dado la nota y el pitido de salida del adelanto electoral al no aprobar los Presupuestos alegando que la instalación del Hard Rock en Cataluña es lo más parecido a un crimen ecológico. Los Comunes marcan perfil dentro de Sumar –en mi casa mando yo- al tiempo que se vengan de las calabazas de Jaume Collboni a Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona. Quizá, los Comunes marcan también perfil ante un Podemos que se estaría reconstituyendo en Cataluña. 

Y algo más: cuidado con Aliança Catalana y con Clara Ponsatí y sus muchachos de Alhora. Son pocos. Pero, si sacan algún escaño pueden llegar a ser determinantes en la confección del Govern. 

Sin Presupuestos no hay gobierno. Con Presupuestos, tampoco. La Cataluña nuestra de cada día.

(ABC, 18/3/2024)

Alacrán

No se equivoca mucho Emiliano García –Page cuando afirma  que “el independentismo es como un alacrán, que puedes pensar que te vas a llevar bien, pero siempre termina picando”. Unas declaraciones que se producen en el marco de las concesiones que Pedro Sánchez –impunidad por poder: corrupción política- otorga al independentismo catalán con la ley de amnistía –perdón del delito y extinción de responsabilidades- que debería librar y liberar de sus presuntos delitos a Carles Puigdemont y sus conmilitones. Vale decir que el  alacrán, al que alude el presidente de Castilla- La Mancha, posee un aguijón que siempre está en guardia en ámbitos como las manifestaciones, la lengua, la educación, la publicidad, las subvenciones y, en suma, el discurso o relato independentista en sí. Se da el caso –pregúntenselo a los republicanos- que estamos ante un artrópodo que puede, incluso, aguijonear a los suyos.   

Pedro Sánchez –para sobrevivir- no debería bajar la guardia. De lo contrario -si se me permite el paralelismo-, podría padecer dolores, inflamación, somnolencia, entumecimiento, sudoración, palidez, hipertensión, fiebre, movimientos torpes, trastornos. Es decir: pasarlo muy mal. Justo lo contrario que necesita un político para mantenerse en el poder. Por su propio bien, el PSOE y sus palmeros deberían saber con quienes se juegan la supervivencia política. No fuera que la impunidad por poder se transformase en impunidad sin poder.

Los consejeros y asesores del ala oeste de la Moncloa, así como Félix Bolaños –un hombre discreto y modesto capaz de felicitarse a sí mismo por los éxitos obtenidos-, deberían diseñar ya un plan para proteger a Pedro Sánchez de la arremetida -previsible y prevenible- del alacrán: vestir ropa gruesa para que el aguijón no penetre en la piel y, si finalmente penetra, hacer un torniquete para frenar y aislar el veneno. En sentido figurado, claro. El problema: el torniquete puede impedir la circulación sanguínea y linfática. La solución: una incisión y la consiguiente extracción del veneno. Nacionalista, evidentemente.

Mucho cuidado con las picaduras, especialmente si se trata de personas que conviven o simpatizan  con el alacrán. El desenlace puede ser fatal. Una última recomendación: no hagan caso de la receta del doctor Josep Lluís Cleries i  Gonzàlez que tiene consultorio en el Senado,  “al que no le guste, que se aguante”.

(ABC, 11/3/2024)              

Paz    

Digan lo que digan, Cataluña siempre se ha caracterizado por su cuota de violencia. Si nos ceñimos a los últimos cien años, podríamos hablar de la Semana Trágica y la Barcelona Rosa de Foc de principios del siglo XX, del pistolerismo sindical y empresarial a caballo entre la segunda y tercera década del mismo siglo, de las ejecuciones y checas durante la Guerra Civil o de la kale borroka durante el “proceso”. Con razón, Feliciano Baratech, en su libro `Los Sindicatos Libres en España ´(1927), habla de “las agresiones personales costumbre en las luchas sociales, primero utilizando el rudimentario medio de apedrear… y agredirlos a palos, martillazos y demás procedimientos contundentes. Luego se utilizaron los explosivos, reminiscencia de la actuación anarquista, y finalmente surgió el disparo como perfeccionamiento del ataque, dirigido… contra todos los que se oponían a la parte que practicaba la violencia”.

Quizá por ello, para blanquear la conciencia histórica catalana, el Parlamento de Cataluña creó y reguló el Institut Català Internacional per la Pau para “poner al servicio de Cataluña, de la sociedad internacional y de todos los pueblos y las personas del mundo, un instrumento que, siguiendo la tradición de fomento y construcción de la paz, impulse los valores y la práctica de la cultura de la paz, la seguridad humana, el desarme, la resolución pacífica de los conflictos y de las tensiones sociales, y conseguir la abolición de la guerra como método para solucionar los conflictos”.

Si tenemos en cuenta que el centro se creó en 2007, debido a la situación mundial, el Institut –seminarios, jornadas, premios, concursos, cápsulas de la paz, exposiciones, biblioteca, revista, publicaciones y libros: todo a cargo del contribuyente- ha sido un fracaso. De acuerdo, un éxito para quienes disfrutan de la institución. Pero, un doble fracaso: el mundo sigue como antes y –atención- la labor del Institut cayó en saco roto frente a la realidad de la kale borroka del “procés”. Un fracaso en el que colaboró de forma activa la Generalitat de Cataluña con su empeño en transgredir la legalidad democrática. Probablemente, la Generalitat ni siquiera leyó los trabajos del Institut.  Una pena.

Quizá para blanquear de nuevo la/su consciencia, la Generalitat de Cataluña persiste en el asunto. Resulta que, ahora, ha constituido un Fòrum Català per la Pau en el que participa también el Institut y otra gente de paz. Un par de objetivos. El primero: ¿cómo entendemos una Cataluña en paz? El segundo: ¿cómo contribuimos desde de Cataluña, a la paz en el mundo?  Visto lo visto, y conociendo el paño, me temo que estamos ante otra debacle. Cierto: un éxito para quienes disfrutarán del Fòrum.

(ABC, 3/3/2024)

Mentiras

Como quien no quiere la cosa, Junts confirma una de las ideas más conocidas de la filosofía política de nuestro tiempo. Hannah Arendt, en uno de sus ensayos breves más celebrados  –`Verdad y mentira en política´ que recoge dos ensayos breves de la autora titulados “Verdad y política´ y `La mentira en política¨, escritos en 1964 y 1971-, sostiene que “nadie ha dudado jamás con respecto al hecho de que la verdad y la política no se llevan demasiado bien, y nadie, que yo sepa, ha colocado la veracidad entre las virtudes políticas. La mentira siempre ha sido vista como una herramienta necesaria y justificable para la actividad no solo de los políticos y los demagogos sino también del hombre de Estado”. ¿Quizá se trata de un error? Nuestra filósofa responde: estamos una “falsedad deliberada” que “desempeña un papel político”. Concluye: “mintieron porque tomaron la política como una parte más de las relaciones públicas, creaban imágenes y resolvían problemas para eliminar de este mundo un hecho”. 

Exactamente eso –la mentira como arma de la política- es lo que ha ocurrido con la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que ha admitido a trámite la Mesa del Parlamento de Cataluña. El asunto: que el Parlamento de Cataluña proclame la independencia de Cataluña. Vale decir que Junts –ahí aparece la mentira- ha votado a favor de la ILP sabiendo que el Parlamento de Cataluña no es competente en el asunto y que lo solicitado está fuera de la legalidad. Hay que reconocer que Junts ha actuado con una profesionalidad envidiable. ¿Por qué la mentira deliberada? Porque, a Junts, la mentira –siguiendo a nuestra filósofa- le va de maravilla para mejorar las relaciones con quienes piensan que se están vendiendo al PSOE/España creando así, a la contra, una imagen de partido o movimiento de convicciones nacionalistas íntegras. De rebote, ponen en evidencia a una ERC que solo es capaz de abstenerse en la admisión de la ILP.

Algo más, la ILP alimenta al “proceso” y a los “procesistas”. Una maniobra que sale cara por partida doble: porque, el contribuyente deberá pagar la recogida de firmas de la ILP y porque las consecuencias de volver -aunque sea retóricamente- a la casilla de salida del calamitoso “procès” son impredecibles.      

Hannah Arendt, de nuevo: “el resultado de una constante y total sustitución de la verdad de hecho por las mentiras no es que las mentiras sean aceptadas en adelante como verdad, ni que la verdad se difame como un mentira, sino más bien que el sentido por el que nos orientamos en el mundo real queda destruido”.

(ABC, 27/2/2024)

Universidad   

Lo cuenta Félix Ovejero en su imprescindible La razón en marcha (2023): resulta que, no ha mucho, en la Universidad de Barcelona, en un Claustro, se calificó como “fascista y colono” a un catedrático por no apoyar a los líderes independentistas procesados. Un buen ejemplo de la neutralidad ideológica de la Universidad y de la intolerancia del independentismo catalán. También, el reflejo de un independentismo y un “proceso” excluyente y supremacista. Lo que igualmente llama la atención es que en la Universidad de Barcelona –insisto, en una universidad cuyo alumnado y profesorado ha superado el bachillerato-, precisamente en el Claustro, haya quien desconozca el significado de las palabras. ¿Cómo se puede tildar de fascista o colono a quien se niega a amparar a unos individuos que implementaron un golpe de Estado? Vale decir que dichos individuos fueron condenados en firme por los delitos de sedición y malversación. Finalmente, Pedro Sánchez, como no podía ser de otra manera –indulto y amnistía: todo por el poder-, los devolvió, por decreto, a la cotidianidad de los ciudadanos que se comportan con decoro.  

Retomado el asunto de los claustrales indocumentados y desconocedores del significado de las palabras, conviene recordar que un fascista tiene que ver con el fascismo de Mussolini con todo lo que ello conlleva –por ejemplo, ¡ay!, la exaltación nacionalista- y que un colono es quien coloniza un territorio o quien labra y cultiva la tierra. Sospecho que el catedrático encausado en el Claustro no responde a ninguna de las definiciones o caracterizaciones ya señaladas. Si quieren que les diga lo que pienso, es muy probable –una mera hipótesis- que los acusadores sí conocen –aunque, sea de manera aproximada: no todos los alumnos aprenden lo que deben en el bachillerato- el significado de las dos palabras. ¿Qué ocurre aquí? ¿Por qué la acusación gratuita de fascista y colono? De nuevo, el diccionario nos brinda la respuesta. Dos palabras: nacionalismo y fanatismo.              

Libertas perfundet omnia luce, “La libertad ilumina todas las cosas con su luz”, reza el lema de la Universidad de Barcelona. Sospecho que en la Universidad de Barcelona hay demasiadas sombras. 

(ABC, 19/2/2024)

Sectarismo      

Cataluña es la región que más oportunidades ha desperdiciado. Hablemos de la sequía. No se trata únicamente que desde 2008 la Generalitat de Cataluña, literalmente hablando, no ha hecho nada al respecto, sino que en 2002 perdió la oportunidad que brindaba un Plan Hidrológico Nacional financiado por la Unión Europea que facilitaba el suministro de agua al levante y el sur de España. Hablemos también de una Fórmula 1 que, partir de 2026 y durante 10 años, se instalará en Madrid. A ello se puede añadir la frustrada ampliación del aeropuerto del Prat financiada por el Estado. Por no hablar de otros muchos proyectos e iniciativas rechazados digamos caprichosamente.

Todo ello, ¿por qué ha ocurrido? A la negligencia marca de la casa, hay que sumar el sectarismo de un gobierno catalán que rechaza cualquier propuesta venida del Estado (Plan Hidrológico Nacional y ampliación del aeropuerto del Prat) con la excusa de la sostenibilidad, o la desidia y dejadez de unas inversiones y mejoras prometidas (el circuito de Fórmula 1 de Montmeló) que nunca llegan, o el localismo que pone freno a cualquier cosa venida de fuera, o la falta de seguridad jurídica fruto de un “proceso” que ahuyenta inversiones y empresas. A todo eso, conviene agregar la oposición a los molinos de viento que generan energía renovable y el discurso retroprogresista frente/contra el turismo. Así pierde Cataluña oportunidades y proyectos.

Más allá de los hechos en sí y de las consecuencias que sufre la ciudadanía y la economía, conviene preguntarse el quid político e ideológico de la cuestión. Por ejemplo: ese supremacismo nacionalista que desprecia por definición al Otro y sus propuestas, esa displicencia de quienes tienen –dicen- unas cosas mejor que hacer y ese desdén de quienes creen que ellos solos lo van a hacer todo y lo van hacer mejor a su manera. Afortunadamente, el Estado, con la colaboración de la Comunidad Valenciana, sacarán las castañas del fuego y traerán agua a Cataluña. España nos roba, dice el nacionalismo catalán más insolidario y desleal de la historia.

(ABC, 12/2/2024)

Traición  

La traición es uno de los asuntos que condicionan el asunto de la Ley de amnistía. ¿Hubo traición en el comportamiento/relación  de Carles Puigdemont con Vladimir Putin?

Según parece, ante la posible implosión del “proceso” por falta de ayuda extranjera, Carles Puigdemont, o su entorno, estaban dispuestos a jugar la carta del utilitarismo político fundamentado en el interés mutuo. Un do ut des en el cual la Cataluña independiente podría ofrecer a Vladímir Putin algunas cosas: la desestabilización de la Unión Europea, un paraíso de criptomonedas y el arrendamiento de algunos puertos catalanes estratégicamente situados en el Mediterráneo occidental. Vladímir Putin, en justa reciprocidad, reconocería la independencia de Cataluña –también lo harían algunas ex repúblicas soviéticas- y auxiliaría a la Republica catalana con un contingente militar y una miríada de bots propagandísticos en pro de la República catalana y en contra de España. A ello, habría que añadir la infraestructura necesaria para diseñar una república digital en Cataluña.

Un detalle que retener: el programa autonómico de JpCat (2017) habla de la “constitución de la primera república nativa digital”, de la “propuesta innovadora de la República Digital del siglo XXI” y del “proyecto de Estado Digital”. Otro detalle que retener: en el epílogo del libro de Jordi Puigneró (El 5è poder. La República digital a les teves mans, 2020), por aquel entonces consejero de Políticas Digitales y Administración Pública, Carles Puigdemont se plantea la constitución de “una Cataluña digital en forma de república”.

A todo ello, hay que añadir la rusofilia de un Carles Puigdemont que “en los últimos meses ha venido concediendo entrevistas a los medios oficiales rusos en los que expresaba posiciones que agradaban al Kremliny le alejaban de los consensos en la UE sobre cuestiones como la anexión de Crimea o la guerra en el este de Ucrania, apoyando públicamente la integración de ambos territorios en la Federación Rusa… las críticas contra Bruselas serán bien recibidas en el Kremlin, enfrentado desde  2014 con la UE precisamente a raíz de la guerra de Ucrania y del apoyo del Estado ruso a fuerzas políticas ultranacionalistas y ultraderechistas europeas” (Marc Marginedas: Declaraciones a Komsomólskaya Pravda. Puigdemont arremete contra la UE en los medios rusos, 27/10/2019).

Finalmente, ahí tienen ustedes los viajes de unos a Moscú y de otros a Barcelona de los cuales se hace eco la prensa durante estos días. 

¿Hubo traición en el comportamiento/relación de Carles Puigdemont con Vladimir Putin? Artículo 592.1 del Código Penal: “Serán castigados con la pena de prisión de cuatro a ocho años los que, con el fin de perjudicar la autoridad del Estado o comprometer la dignidad o los intereses vitales de España, mantuvieran inteligencia o relación de cualquier género con Gobiernos extranjeros, con sus agentes o con grupos, Organismos o Asociaciones internacionales o extranjeras”. La Justicia dirá

(ABC, 5/2/2024)

Terrorismo   

El nacionalismo catalán destaca en el arte del engaño y de la tergiversación documental. Un par de ejemplos: apela al derecho a decidir y sostiene que Cataluña es sujeto del derecho de autodeterminación. El engaño: por mucho que alguien se empeñe, en el Derecho Internacional Público no existe el derecho a decir de los pueblos o de las naciones. La tergiversación: por mucho que alguien se empeñe, en las resoluciones de la ONU de 1960, 1966 y 1970, que tratan el asunto, encontrarán el siguiente texto: “ninguna de las disposiciones de los párrafos precedentes [se refiere a la autodeterminación de los pueblos] se entenderá en el sentido de que autoriza o fomenta cualquier acción encaminada a quebrantar o menospreciar, total o parcialmente, la integridad territorial de Estados soberanos e independientes”. Otro texto: “todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”.

Engaños y tergiversaciones compulsivas que en estos días, al socaire de la Ley de amnistía, se repiten en la cuestión del terrorismo. El “proceso”, ¿engendró terrorismo? La respuesta está en manos de la Justicia. Y punto. Lo que no puede aceptarse al respecto es la rotunda negativa del nacionalismo catalán antes de que la Justicia se pronuncie. ¿En qué se fundamenta la negativa? En el mejor de los casos –estamos ante unos sujetos de escasa sensibilidad jurídica-, en unos diccionarios que afirman –remito a la Gran enciclopèdia catalana- que el terrorismo es la “utilización de la violencia de una manera sistemática y a menudo indiscriminada, en la lucha social y política” o el “delito que consiste en el enaltecimiento público de actos violentos y de sus autores y en la incitación a cometer otros de la misma naturaleza”.         

Curiosamente, este par de acepciones, que se hacen eco del Código Penal, se olvidan del artículo 573.1.1.ª del Código: se considerarán delitos de terrorismo la comisión de delitos graves que pretenden “subvertir el orden constitucional, o suprimir o desestabilizar gravemente el funcionamiento de las instituciones políticas o de las estructuras económicas o sociales del Estado, u obligar a los poderes públicos a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo”.

Un Código Penal que en materia de terrorismo recoge e integra la Decisión Marco del Consejo de la Unión Europea sobre la lucha contra el terrorismo (13 de junio de 2002).  Todo ello, sin olvidar que -en el delito de terrorismo- el bien jurídico que proteger es la paz y el orden constitucional.  

Vuelvo al inicio: el nacionalismo catalán –otro ejemplo más- destaca en el arte del engaño o la tergiversación documental.

(ABC, 29/1/2024)

Plan

PSOE y Junts tienen un plan con su método y su objetivo. Un auténtico hito en la política democrática occidental. El objetivo:  el poder a cambio de la impunidad. El método: primero acordamos y después negociamos. Más: las leyes que validarían el intercambio entre poder e impunidad –pongamos por caso la amnistía- son redactadas y aprobadas por quienes pactan –es decir, sacan provecho y beneficio- dicho intercambio. Unas leyes preparadas para desafiar a la Justicia española y esquivar una Unión Europea que podría cuestionarlas. Para que todo ello llegue a buen puerto, el PSOE ha implementado una estrategia de colonización de las instituciones de tal manera que la política pueda enmendar la plana a la Justicia. ¿Adiós a la división de poderes?   

Y algo más. Una lluvia fina propagandística con un doble mensaje: por un lado, el acuerdo PSOE/Junts –esto es, Pedro Sánchez presidente- posibilita una política económica y social progresista (por ejemplo, las bonificaciones y subvenciones múltiples o el Salario Mínimo Interprofesional); por otro lado, el acuerdo entre socialistas e independentistas (cancelación de las prejudiciales, delegación de la política de emigración, política de retorno de la empresas que huyeron o publicación de los datos de la balanza fiscal) propicia la convivencia y reencuentro en Cataluña. El país de las maravillas.

Hay que añadir que esta campaña político publicitaria se envuelve con el asunto de los pélets en Galicia y las escuchas o el supuesto espionaje del independentismo catalán en tiempos de deslealtad institucional y sedición acompañada de malversación. El mensaje: el PSOE contra la ultraderecha y el fascismo y Junts o el defensor de la democracia que hace frente a las injusticias sufridas por el pueblo catalán. Paradoja: el PSOE que combate contra la ultraderecha pacta con la ultraderecha catalana y Junts pasa de  perseguido a premiado. Sigue el país de las maravillas.   

Los autores o actores del plan de salvación socialista y nacionalista: el populismo de bajo de vuelo de la izquierda y el nacionalismo victimista –oportunista y chantajista- de siempre. Así se cumple un objetivo –el poder a cambio de la impunidad: el interés y el cinismo se dan la mano- que quizá sea cortoplacista o quizá acabe apostando por un proceso deconstituyente de incierto futuro.  El país de la estupefacción. 

(ABC, 21/1/2024)        

Engaño  

Cataluña es una Comunidad Autónoma privilegiada si tenemos en cuenta que es la que más recursos recibe del Estado, la única a la que se le condonarán 15.000 millones de euros de una deuda astronómica de más de 80.000 millones de euros y, además,  dirigirá –transferencia o delegación- la/su política de inmigración y quizá implementará una Hacienda propia con la mirada en el cupo vasco.

A todo ello –cosa que beneficia a los líderes sediciosos del “proceso” y sus colaboradores más cercanos- hay que sumar los indultos, la derogación del tipo penal de sedición, la reducción de la pena del delito de malversación, la amnistía y la supresión de las prejudiciales que paralizarían de ley de amnistía. Por si fuera poco, el gobierno de Pedro Sánchez, especializado en la administración del chantaje político del independentismo catalán en beneficio propio -a eso se llama falta de escrúpulos-, está dispuesto a publicar las balanzas fiscales y a favorecer el retorno, vía legislación y subvención, de las empresas que  huyeron de Cataluña para preservar el capital, los ahorros y la independencia empresarial de la inseguridad jurídica e inestabilidad política que abanderaba con orgullo el independentismo.

Conociendo el paño, muchas de las concesiones sanchistas acabarán desvaneciéndose, ya sea porque son inconstitucionales o porque no casan con la legislación europea. ¿Quizá Pedro Sánchez ha engañado al independentismo catalán? Sí. ¿Quizá el independentismo catalán se ha dejado engañar? Sí. ¿Quizá los ciudadanos han sido engañados por uno y los otros? Sí.

El engaño consentido del independentismo catalán o así se marca perfil político y electoral. Algunos ejemplos. Con la transferencia o delegación de la política de inmigración el independentismo jugará a ser Estado, con la promesa de supresión de las prejudiciales el independentismo venderá la mercancía averiada de una amnistía exprés, con la publicación de las balanzas fiscales –de hecho, los datos sin cálculo- el independentismo recuperará la falaz teoría del expolio fiscal por parte del Estado.

A lo que hay añadir ciertos detalles: las concesiones sanchistas sirven para que Junts marque perfil independentista mientras la amnistía se dilata, para engrasar la lucha fratricida entre Junts y ERC y para implementar un relato que convenza a los convencidos, los  desilusionados o los frustrados. Otro detalle: conociendo el paño, no hay que descartar que el independentismo –la transferencia o delegación de la política de emigración y la Hacienda- aproveche la coyuntura para ensayar estructuras de Estado. Por si acaso. 

(ABC, 15/1/2024)      

Tutela     

La  Generalitat de Cataluña, gracias al Departamento de Igualdad y Feminismos, se ha pasado, de una tacada, a la izquierda más progresista al promover el Plan de acción para combatir la presión estética 2023-2026 (12 diciembre 2023). Un izquierdismo feminista, el de la Generalitat de Cataluña, que no resiste la tentación de apuntarse a los proyectos de ingeniería social deliberada que pretenden reeducar al ciudadano y a la ciudadana en los valores de la corrección política feminista y progresista.

Un Plan sin precedentes internacionales –excepción hecha de los Estados Unidos- que ataca las causas y consecuencias de la denominada “presión estética” que sufriría la mujer así como la violencia simbólica que igualmente padecería. Una presión estética –en el asunto del vestir y el peso, por ejemplo- entendida como una forma específica de violencia machista simbólica que estigmatiza y vulnera derechos de la mujer. Por eso, es decir, contra eso, el Plan incluye medidas que impulsan las buenas prácticas en el ámbito de la moda por la vía de fomentar una neutralidad corporal que acepte el propio cuerpo tal como es. O lo que es lo mismo, hay que superar el ideal de belleza patriarcal y colonial de la mujer para así romper con la cultura de la moda y la dieta. Hay que arrinconar y/o acabar con la construcción social hegemónica machista que valida un modelo único de cuerpo de mujer y hay que aceptar el propio cuerpo de mujer –tal como es- en sentido positivo. 

Algunas medidas que tomar para superar la presión estética machista: un acuerdo que niegue el canon de belleza que promueve las industria textil, el audiovisual, la publicidad y las redes sociales; una publicidad igualitaria y un código de buenas prácticas que promueva la diversidad corporal y elimine las representaciones estereotipadas. A ello, hay que añadir que en todos los establecimientos han de haber las tallas adecuadas para todos los cuerpos. Más: la diversidad corporal se incorporará en la programación de los medios públicos y privados y se promoverá la difusión de contenidos digitales –especialmente la de los jóvenes creadores- que vayan contra la presión estética de la moda de nuestros días. Obvio: el Plan incluye un abanico de medidas para concienciar a la sociedad, para modificar el imaginario que normaliza la presión estética y para identificar y erradicar la violencia machista simbólica. Las campañas publicitarias institucionales incluirán la diversidad de cuerpos.

Así se invierte el dinero público (el Plan costará 10, 6 millones de euros), se presiona a la empresa privada en una economía libre de mercado, se impone un canon a la fuerza, se robustece –aparentemente- el capital ideológico de ERC y el Govern y se utiliza el feminismo para alcanzar y/o consolidar el poder. El feminismo como trampolín. Esa manía de tutelar por decreto a la ciudadanía.  

(ABC, 8/1/2024)

Progresistas

Cataluña –muy especialmente Barcelona- se vanagloria de ser el territorio más progresista de Occidente. Una Cataluña, tierra de progresistas, que siempre ha sabido dónde está la razón del Mal. Por ejemplo: en el neoliberalismo (salvaje), en la globalización (destructora universal y generadora de pobreza y miseria), en el empresariado (explotador), en la productividad (degradadora del medio ambiente), en cualquier intervención militar (imperialista), en el hombre (machista), en el occidentalismo (homogeneizador), en el sionismo (opresor) o en la escuela que busca la calidad (clasista). Miren si es progresista el progresismo catalán que, durante el “procés”, apareció un nacionalprogresismo que devino, de facto, una auténtica policía –invisible y omnipotente- de la opinión que delimitaba el Bien del Mal en Cataluña. ¿Alguna prueba, al respecto? La ideología progresista se autoverifica y autolegitima: dentro de la misma, todo vale; fuera de la misma, nada vale. 

 Localizado el Mal, se trata de recetar el bien. Por ejemplo: la subvención sin límites, el fin de la intervención norteamericana, la sanciones a Israel, el multiculturalismo, el ecologismo y el feminismo elevados a la enésima potencia, el MeToo, la “izquierditud”, la nacionalización empresarial o la oposición sistemática a los criterios selectivos en la escuela. El objetivo, por decirlo a la manera de Alain Finkielkraut: la “ambición mesiánica de moldear el ser humano” y “organizar la ceremonia del odio”.

Vale decir que el progresismo catalán ha tratado de propagar, extender y socializar su ideología. Su concepción del mundo. Lo ha intentado por la vía de los Centros Cívicos de la ciudad. Fracaso rotundo. Si ustedes consultan los programas de dichos Centros, encontrarán que la inmensa mayoría de las actividades o talleres que se ofrecen nada tienen que ver –salud, idiomas, gastronomía, teatro, música, bailes, yoga, reiki, gastronomía, restauración mobiliaria, artesanía, costura o nuevas tecnologías- con el ideario progresista catalanesco. La ideología progresista se transmite en muy pocos Centros con actividades o talleres que  versan sobre los “cuentos de la igualdad”, los “juguetes sexistas”, el “placer de hacer de tu cuerpo un cuerpo orgásmico”, “mujeres e identidades disidentes” o “arte y género”.

Cosa que nos permite decir que, afortunadamente -parafraseando la terminología del ya citado Alain Finkielkraut-, en Cataluña “la estupidez no progresa a pasos agigantados”. Pero, haberla hayla.

(ABC, 2/1/2024)